Empezaremos con los orígenes de Aldea Real:
Los orígenes de Aldea Real todavía permanecen en la oscuridad. Su primitivo nombre de Aldea del Rey indica con toda seguridad una fundación real, posiblemente del tiempo de la repoblación del territorio (finales del siglo XI o principios del XII).
La primera noticia documentada que hallamos sobre la villa se encuentra en un manuscrito de 1246 en el que se detallan las rentas del obispado de Segovia.
Durante el siglo XIII, sin duda, Aldea del Rey fue creciendo demográficamente y prueba de ello es la construcción de la antigua iglesia de la que en la actualidad sólo queda la torre del campanario.
En los siglos XIV y XV la información es también muy escasa. Sabemos que el 15 de marzo de 1335 el cabildo de la Catedral de Segovia, con licencia del obispo don Pedro, cambia con Martín Fernández Portocarrero, toda la heredad (son unos bienes) "tierra, viñas, molinos, acequias, olivares, pastos, figuerales, montes y huertos" que el obispo don Raimundo, les había dejado en Torre de Guadiamar (Sevilla) por la heredad que el tal Martín Fernández tenía en Palacios de Bernuy y Aldea Real.
En 1399 el nombre de la villa aparece de nuevo en un pergamino del archivo de la Catedral de Segovia, ya que en ese año Juan Hurtado de Mendoza, mayordomo del rey Enrique III, y su mujer Doña María de Luna, hicieron donación a las monjas de Santa Clara en Tordesillas de unas heredades que ambos poseían en Aldea del Rey y Escobar de Polendos.
Durante el siglo XV la documentación conservada que hable del pueblo es hasta el momento muy insuficiente, aunque un estudio más detallado en el Archivo General de Simancas y el Archivo de la Catedral de Segovia podría sacar a la luz una muy abundante información que llenaría muchas páginas.
El único documento del siglo XV del que ahora tenemos noticia con relación a Aldea del Rey es una carta firmada por Enrique IV en 1456 por la que este monarca castellano cede al Monasterio del Parral las Tercias (unas rentas) de Hortigosa, Pinillos, Aldea del Rey, Mozoncillo, Fuentepelayo, Estas Tercias, todavía a finales del siglo XVI constituían la mayor fuente de ingresos del Parral.
Durante las Navidades de 1459 el citado Enrique IV de Castilla tuvo su residencia en la vecina localidad de Escalona del Prado. Es más que probable que no todo el enorme séquito real, que acompañaba al rey se pudiese alojar en el mismo sitio, y que por su proximidad, lugares como Aldea del Rey o Aguilafuente sirvieran por unos días de estancia de la corte castellana. La misma situación se pudo repetir con las visitas de Isabel la Católica a Aguilafuente en 1483 y la de Fernando el Católico al mismo lugar en 1505.
El siglo XVI trajo cambios importantes en Aldea del Rey como consecuencia del importante aumento demográfico (en 1530 se contabilizan 157 vecinos, lo que situaba a esta localidad entre las 12 más pobladas de la tierra de Segovia), la antigua iglesia parroquial fue remozada totalmente dándole el aspecto que en la actualidad tiene.
Desgraciadamente el archivo parroquial no ha conservado los libros de fábrica de este tiempo por lo que no se ha podido confirmar documentalmente ningún aspecto de este periodo de construcción.
En el reinado de Felipe II (1556-1598) se llevó a cabo el primer vecindario en Castilla (1591). Aldea del Rey aparece con un número da 209 vecinos pecheros de un total de 210, el que resta era el cura párroco, que por tratarse de un miembro del estado eclesiástico estaba libre de pagar impuestos.
En los años finales del siglo XVI se desató una epidemia de peste por toda Castilla que acabó con el florecimiento del que había gozado Segovia desde el siglo XV por la industria de la lana. Nuestra localidad también se vio afectada puesto que el número de víctimas que se cobró la peste debió de ser altísimo como demuestran los libros de difuntos correspondientes a ese periodo que se guardan en el archivo parroquial, aunque es muy difícil dar un número exacto ya que el cura sólo se preocupó de inscribir en él, el nombre de los fallecidos de cuyo nombre se acordaba; tal debió de ser la mortandad.
Los siguientes censos que se realizaron en Castilla durante el siglo XVII no sirven para dar una idea del número de vecinos que pudo tener Aldea del Rey, puesto que la confección de tales censos es muy defectuosa según los especialistas en demografía histórica.
En el caso concreto de esta localidad, el archivo parroquial con sus libros de bautismos y defunciones demuestran que la población se redujo considerablemente, alcanzando los niveles que tenía hacia el año 1530. Solamente a finales del siglo XVII el número de vecinos aumentó en esta y otras villas de Castilla como consecuencia de la mejora coyuntural del momento.
A principios del siglo XVIII, parece ser que la población se va recuperando, y el nivel económico también, puesto que en 1716 se mandó construir el magnífico retablo barroco de la iglesia parroquial, del que desconocemos, de momento el nombre del artista y su importe total, debido a que tampoco se han conservado los libros de fábrica de ese periodo.
En el Archivo Histórico Nacional, sección de Clero, la documentación sobre Aldea Real en el siglo XVIII es muy abundante, pero toda ella sin demasiado interés ya que se trata fundamentalmente de ventas de tierras y créditos de labradores solicitados a algunos monasterios de Segovia.
La consulta de la copia que debería existir en el Ayuntamiento del catastro del Marqués de la Ensenada de 1752 mostraría la riqueza que poseía Aldea del Rey y también el número de vecinos con que contaba.
Los censos de Aranda (1768) y Floridablanca (1787) muestran a las claras el aumento de la población. En el de 1787 vemos que la villa cuenta con 678 habitantes, de los que 321 son hombres y 357 mujeres y estaban ocupados de la siguiente manera: 1 cura, 1 sacristán, 1 estudiante, 60 labradores, 39 jornaleros, 45 artesanos, 8 criados y 523 que o bien son menores o no tienen una ocupación específica.
Los datos que aporta este recuento han de ser considerados como muy fiables, pues el primer censo de habitantes que debe recibir ese nombre propiamente es el de Floridablanca.
En el siglo XIX Aldea del Rey sigue su andadura sin grandes transformaciones. Desconocemos en la actualidad las repercusiones o incidencias que pudieran ocasionar la Guerra de la Independencia o Las Guerras Carlistas, pero sin duda se debieron dejar notar de una forma u otra.
La población siguió creciendo como consecuencia de las mejoras en la alimentación y el fin de las grandes epidemias de siglos anteriores. El Diccionario de Pascual Madoz (1852) da una cifra de habitantes de 758, de los que sólo 125 (los más ricos) tenían derecho a voto en las elecciones. La riqueza urbana se sitúa en torno a los 206.506 reales, cifra en un nivel medio con relación a los demás pueblos de la provincia.
Al llegar el siglo XX los habitantes de Aldea del Rey se deben situar en torno a los 915, iniciando en la década de los años veinte un descenso del que en la actualidad no se ha recuperado.
Durante el periodo 1910-1920 tuvo lugar el cambio de nombre de la localidad, pasándose a llamar desde entonces Aldea Real, abandonando definitivamente el de Aldea del Rey que durante siglos había llevado.
La Barrica de la Oca
lunes, 28 de abril de 2008
Aldea Real (por Francisco de Paula Cañas Galvez)
jueves, 24 de abril de 2008
Fuentidueña
En la ribera del Duratón, y en su ladera norte, asomada al río, se encuentra Fuentidueña, rica en manantiales, buen vino y excelente cordero, que fue villa de don Álvaro de Luna Manrique.
El paisaje castellano que dejamos atrás se rompe bruscamente en esta villa con su abundante arboleda y riqueza de aguas. Bañada por el río Duratón, el que después de un largo recorrido a través de localidades y parajes tan bellos como Sepúlveda, San Frutos, las Hoces del Duratón...
Nos adentramos en Fuentidueña.
En una auténtica profusión de manantiales, nace en los huertos el río Fuentes, que movía los molinos de Julio y Nazario, y tras convertirse en escasos metros en un acaudalado río, vierte su mansas y claras aguas en el Duratón, muy cerca del lugar donde se encuentra el convento de San Francisco, antiguo monasterio de San Juan de la Penitencia, fundado en el siglo VI, y que posteriormente el cardenal Cisneros entregó a los franciscanos, de donde cobró su actual denominación. En estos momentos se encuentra en fase de restauración, donde sus actuales propietarios, con acertado criterio, probablemente instalen un hotel y restaurante.
La Villa de Fuentidueña posiblemente tomara su nombre de esa abundancia de aguas, con manantiales, como el de la Cigüeña, el Salidero, la fuente del Convento, entre otras muchas, que consiguen, no cabe duda, suavizar en esta villa los rigores del clima de la meseta.
El hábitat de la villa de Fuentidueña es tan antiguo que podemos decir que se pierda en la lejanía de los milenios. Fue un castro celta que pasó a fortaleza romana. Por su emplazamiento en la vía que comunicaba Cauca con Clunia, fue asolada por los vándalos, recuperada por los suevos y adjudicada finalmente por el emperador romano a los godos que le prestaban ayuda militar. También fue atacada por los árabes en los primeros años de la invasión, permaneciendo en la misma casi 200 años. Posteriormente, aparece al frente del recinto Gonzalo Fernández, padre del gran conde Fernán-González.
Fuentidueña, la villa como familiarmente se la reconoce, que formó parte del señorío de Álvaro de Luna, se encuentra dentro de un extenso recinto amurallado bastante bien conservado que podemos situar en los siglos XII y XIII. La construcción es de mampostería con almenas cuadradas y torreones circulares y rectangulares. La desidia de las autoridades y los desmanes de algunos habitantes, han hecho que en tramos de su recorrido el estado de conservación no sea demasiado bueno, si bien desde hace algunos años se ha iniciado un proceso de restauración. El acceso a la villa se realiza por tres arcos perfectamente conservados, siendo la entrada más interesante la situada en la parte más oriental de la muralla, llamada puerta de Alfonso VIII, cuyo arco de medio punto se abre entre dos enormes torreones prismáticos. En la parte más alta del cerro donde se asienta Fuentidueña nos encontramos la ruinas del castillo, que ocupan una superficie aproximada de 5.000 metros cuadrados. Hasta el año 1125, en que tomó el nombre de pueblo, se llamó Castillo de Alacer, que en árabe equivale a alegre, denominación perfectamente adaptada a su emplazamiento desde cuyo alto se domina la fecunda vega. En este castillo otorgó testamento Alfonso VIII, concertó la paz con el rey de Navarra y descansó después de la batalla de las Navas de Tolosa. Su actual propietario, Fernando de Pertierra, un enamorado de su pueblo y de los vinos de la Ribera del Duero, ha instalado con exquisita mampostería, en los sótanos de lo que fue el castillo, una bodega donde se elaboran y duermen los excelentes vinos procedentes de la viña -uva tempranillo- que se divisa desde el castillo, que se comercializan con el nombre del castillo y que nada tienen que envidiar a los caldos de la próxima y afamada Ribera del Duero.
Visita obligada es la iglesia de Santa María la Mayor, de época románica, donde se encuentra la capilla de la Inmaculada Concepción, patrona del pueblo donde se festeja la fiesta alrededor de una de una gran hoguera, en el atrio de la iglesia, y a la que se acude para asar las chuletas de cordero. Con dos sencillas portadas de este lenguaje artístico; en su interior conserva un retablo gótico de finales del siglo XV, y los dos tardomanieristas de san Sebastián y san Pedro con pinturas de Simón de Escobar Mansilla. Queda del gótico tardío la portada de la casa de los condes de Obedos. Próximo al río Duratón, empieza el camino de cruceros de piedra que termina en lo que queda del convento franciscano de san Juan de la Penitencia. Por otra parte, un puente romano salva las aguas del Duratón. Enfrente se ebcuentra la Posada, considerada la más antigua de Fuentidueña.
Dos extraordinarias iglesias románicas tenía Fuentidueña, San Martín y San Miguel, amén de varias ermitas en ruinas repartidas en todo su alfoz. De San Martín sólo quedaba el ábside y el presbiterio, que se utilizaba como cementerio. En 1957 se aprobó su venta a los americanos, comenzando seguidamente la restauración de las partes más dañadas, para posteriormente desguazarlo y, con un peso aproximado de 97 toneladas -3.300 piedras numeradas del ábside-, trasladarlo a Nueva York, donde el 19 de enero de 1960 se puso la última piedra de la reconstrucción en "The Cloisters", sección del Museo Metropolitano de dicha ciudad.
El ábside de San Martín constituye actualmente una de las joyas más apreciadas en el referido museo, habiéndose completado la bóveda de cascarón con un fresco de la Virgen, del Maestro de Pedret, procedente de Tredós. Se dice que este ábside costó a los americanos su precio en oro pero, seguramente, hubieran deslumbrado más a los segovianos las mismas piedras dejadas sobre la roca de su fundación, y que hoy, como apuntaba el marqués de Lozoya, posiblemente añoren el sol de Castilla entre las nieblas del río Hudson.
La iglesia de San Miguel, casi gemela de San Martín fue restaurada. Es una preciosa joya del románico, que domina desde media altura del cerro amurallado toda la vega de Fuentidueña. Consta de una nave con galería porticada de siete arcadas y puerta de dos archivoltas en el centro. El ábside, con algunos capiteles y figuras perfectamente restauradas, es semicircular y se encuentra partido en tres partes por cuatro columnas con riquísimos capiteles, abriéndose en cada una de las partes un preciso ventanal con una archivolta y un baquetón. Resulta también de singular interés la serie de tumbas antropomorfas -siglos X al XII-, orientadas a la salida del sol y excavadas en la roca donde se asentaba la Iglesia de San Martín.
Hemos de reseñar también los restos de la Capilla de la Virgen del Pilar, situada en la primera plaza, tras pasar el arco de entrada al pueblo, que se levantó en 1720, por la devoción especial que sentía el señor conde al Rosario de María, según el más acreditado cronista de la villa J. Hernansanz. También destacamos por lo extraordinario de sus vistas, las ventanas de la muralla almenada en la plaza principal del pueblo.
Adosado a la parte occidental de la muralla y en ruina total se encuentra el hospital de la Magdalena, fundado por disposición testamentaria de doña Mencía de Mendoza, esposa del señor de la Villa don Álvaro de Luna Manrique.
viernes, 18 de abril de 2008
Leyendas varias de Segovia
LA MUJER MUERTA:Desde Segovia se puede observar la silueta de una montaña conocida como "la Mujer Muerta". Su formación según una antigua leyenda se debió a los siguientes hechos: Muerto el jefe de una tribu que vivía en el cerro donde ahora se encuentra el Alcázar, su mujer crió a dos niños gemelos que, con el tiempo se enfrentaron para gobernar a la tribu. La madre desesperada ante la lucha de los hermanos ofreció su vida a cambio de la de sus hijos. Cuando éstos iban a enfrentarse, una gran nevada (en verano) se lo impidió. Pasado el temporal, comprobaron que una montaña cubría lo que anteriormente había sido una llanura. Dios había aceptado el sacrificio de la madre y cubrió su cuerpo yacente con nieve.
LEYENDA DEL ACUEDUCTO:Cuenta la leyenda que el Acueducto fue obra del diablo. Éste intentaba conseguir el alma de una muchacha que cansada de bajar a por agua a las fuentes que había en el valle estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de dejar tan fatigoso trabajo.Un día el diablo le ofreció construir un gran puente a cambio de su alma. La muchacha aceptó pero con la condición que debía estar terminado en una noche. El diablo se puso manos a la obra y cuando sólo le faltaba una piedra por colocar aparecieron los primeros rayos del Sol, con lo que perdió el alma de la muchacha. Hay quien dice que los agujeros que se ven en las piedras del Acueducto son las huellas de los dedos del demonio.
DE LA SALA DEL CORDÓN:Un cordón realza el techo de una de las salas principales del Alcázar. Según la tradición, el relieve fue encargado por la reina Violante como lección de humildad para su esposo Alfonso X el Sabio. Al parecer, su sabiduría y soberbia eran parejas, y llegó a afirmar que Dios hubiera hecho bien en pedirle consejo antes de crear el Universo. Fray Antonio de Segovia le suplicó que confesara su pecado, pero El Sabio, orgulloso, se negó. Entonces se desató una terrible tormenta, y un rayo atravesó las estancias reales, matando a varios cortesanos. Fue entonces cuando el monarca dio su brazo a torcer y cumplió su penitencia; su mujer aprovechó para encargar el friso, un amuleto encargado de calmar la habitual ira de su esposo.
EL CRISTO DE LOS GASCONES:Según la leyenda, hacia el siglo XIII, apareció la imagen de un Cristo yacente en la frontera entre Francia y el Imperio Germánico. Los soldados de ambos países no llegaban a un acuerdo sobre quién debía quedarse con la imagen por lo que pensaron resolver el conflicto de la siguiente manera: Colocarían la imagen sobre una mula, la harían partir y el lugar donde parara el animal sería en el que la imagen se quedaría. Siguieron a la mula que no paró de andar hasta llegar a la iglesia de San Justo en Segovia donde cayó desplomada. Desde entonces se conserva la imagen en esta preciosa iglesia románica.
EL MILAGRO:Se dice que en el año 1410 el sacristán de la iglesia de San Facundo estaba adeudado y fue a pedir un préstamo a un médico judío. Éste accedió a darle el dinero si a cambio le entregaba una hostia consagrada. El sacristán aceptó y una noche se realizó el cambio en la calle hoy llamada “Malconsejo”, por lo que esa noche acaeció en ella.El médico se reunió con otros judíos en la sinagoga y decidieron arrojar la hostia consagrada en un caldero de agua hirviendo que tenían puesto al fuego. Pero antes de llegar a rozar el agua, la forma se detuvo en el aire, la sinagoga empezó a temblar y un muro se abrió de arriba abajo: por allí salió mágicamente el cuerpo de Cristo y sobrevoló toda la ciudad para ir a refugiarse al monasterio de Santa Cruz. Dicen que para entrar hizo un pequeño agujero en la puerta que nunca se ha podido tapar.Desde entonces, la sinagoga se convirtió en templo cristiano y se estableció, en acción de gracias, una fiesta anual que se celebra en catorce iglesias (cada año en una): es la llamada fiesta de la catorcena.
MARÍA DEL SALTO:Este hecho ocurrió durante el reinado de Fernando III. Vivía en Segovia una joven llamada Esther que a pesar de ser judía se sentía atraída por la religión de Cristo. Algunos judíos lo descubrieron y no descansaron hasta buscar una excusa para castigarla. Consiguieron con ayuda de la mujer de un hidalgo y falsos testigos acusarla de ser la amante de su esposo. La ley judía castigaba este pecado con la muerte por lo que fue hecha prisionera y llevada hasta unas peñas para ser despeñada. Cuando la empujaron, Esther se encomendó a la Virgen de la Fuencisla. Mientras caía apareció una paloma que la ayudó a descender lentamente posándose sobre el suelo sin sufrir ni un rasguño. Tras el milagro le pusieron el nombre de María del Salto y a partir de ese momento se dedicó al cuidado de la Virgen de la Fuencisla.
EL MONTÓN DE TRIGO Y EL MONTÓN DE PAJA:Con este nombre se conoce a un cerro que se halla no muy lejos de Segovia. La historia de su formación es la siguiente: Estaba un día un rico labrador aventando un montón de trigo cuando pasaron unos mendigos y le pidieron una limosna. El tacaño agricultor contestó que no tenía nada que ofrecerles. Uno de los mendigos le preguntó que cómo podía decir eso viendo el enorme montón de grano que tenían delante; a esto les respondió el labrador que aquello que veían no era trigo sino tierra. El pobre le replicó: "Permita Dios que se te vuelva tierra". Y poco después la maldición se cumplió.
miércoles, 16 de abril de 2008
Sepúlveda
En la Edad de Hierro, Sepúlveda surge como un castro céltico de la tribu de los arévacos. En la época romana, los restos encontrados en Duratón en 1791 y 1949 la muestran con una vida amplia y relacionada con el exterior, y un estatuto jurídico de municipio.
De la época visigótica es la Necrópolis excavada en Duratón (Pueblo Agregado o Barrio de Sepúlveda), con 666 sepulturas con ajuares casi totalmente germánicos.
La primera mención histórica a la Villa de Sepúlveda aparece en la "Crónica de Alfonso III", como uno de los lugares que fueron despoblados en las correrías de Alfonso I, aunque quedó una población rural en torno suyo.
Su repoblación por Fernán González en el año 940 representó un audaz avance hacia el Sur, más allá del Duero. El Abad de Arlanza, Fray Gonzalo de Arredondo, nos cuenta su leyenda heróica, con la lucha cuerpo a cuerpo entre el Conde de Castilla y el Alcaide moro Abubad, a quien Fernán González cortó la cabeza, que hoy está esculpida en la fachada de una de las casas blasonadas de la Villa, llamada precisamente "La Casa del Moro". Almanzor fracasó en su tentativa de ganar la Villa el año 979, pero lo consiguió el 984 o el 986, volviendo a recuperarla definitivamente Sancho García, nieto de Fernán González, en el año 1010.
El mismo Conde de Castilla, Fernán Gonzalez, para atraer pobladores que desafiaran la peligrosidad de este lugar de frontera, concedió a la Villa de Sepúlveda su Fuero, que sus sucesores fueron confirmando. Su texto más antiguo que nos ha llegado, del año 1076, es el latino de Alfonso VI, su repoblador definitivo.
El Fuero de Sepúlveda encarnaba el Derecho en la Extremadura Castellana, y en torno a él se fue formando un cuerpo legal más extenso, en castellano ya, que fue codificado el año 1300. Su difusión fue muy extensa, siendo concedido a Zaragoza y Teruel y, a partir de Uclés, a muchas poblaciones de la Orden de Santiago.
El término delimitado por el Fuero es el origen de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, que aún existe, y que comprende 37 pueblos y más de 11.000 habitantes.
En el año 1111, en el Campo de la Espina o Candespina, hoy Fresno de Cantespino, Alfonso I de Aragón y el Conde Enrique de Portugal vencieron a la mujer del primero, Da Urraca. El evento fue trascendente para la independencia portuguesa, y como consecuencia del mismo Sepúlveda estuvo algún tiempo bajo dominio aragonés.
En el año 1468 se expulsa de la Villa a los judíos; y en 1472 se reconoce la soberanía de los futuros Reyes Católicos, impidiendo por dos veces y por la fuerza la entrada de Enrique IV en el municipio.
Mediado el siglo XVIII El Rey Carlos III visita Sepúlveda, regalando un cuadro ecuestre de su hijo Carlos IV a la edad de 17 años como reza en el pie del cuadro.
En 1.808 es asediada por las tropas francesas con cuatro mil hombres, mil caballos y cuatro cañones, debiendo retirarse al cabo de cuatro horas de fuego. Siendo frecuentada en esta época por el Empecinado. Durante la Guerra de la Independencia, el Empecinado realizó incursiones por la zona, teniendo sus cuarteles en las Cuevas del Cañón del Duratón.
Durante las guerras carlistas, en 1.838, es tomada en por el general Gómez.
jueves, 10 de abril de 2008
Segovia capital
Cuenta la leyenda que el Hércules egipcio fundó Segovia en el año 1076 antes de Cristo.
Lo que sí es cierto es que un poblado celta habitó en este espacio y que después fue conquistado por Roma. Bajo esta dominación construyeron el Acueducto, y numerosas calzadas, de las que hoy tan sólo conservamos una pequeña muestra. En el año 346 d.C. nació en Coca, el que llegara a ser Emperador Teodosio, conocido por la Historia Universal como Teodosio el grande, el último de los gloriosos césares del Imperio.
En época visigoda, en el año 642, nació San Frutos, Santo patrón de la Ciudad, quien junto a sus hermanos se retiró a las orillas del río Duratón donde tuvo lugar el milagro de "cuchillada de San Frutos".
Durante la invasión musulmana, Segovia fue tierra de nadie, y en ella habitaban tan sólo pastores y gentes de paso, hasta que Alfonso VI a principios del milenio que ahora culminamos, fomentó la repoblación de estas tierras. Aunque sí se conocen invasiones de los moros a la ciudad; la más grave de todas fue la de Abderramán en el año 756, que se llevó por delante algunos arcos del Acueducto que fueron reconstruidos más tarde por los Reyes Católicos. Se convirtió en tierra de nadie porque a los moros no les gustaba el clima de la zona. Dicen las crónicas que en el año 1079, recién repoblada la ciudad, dos capitanes segovianos (Día Sanz y Fernán García) se unieron al ejército que trataba de reconquistar Madrid (Magerit) y que fueron recibidos con burlas por los veteranos del frente. Los segovianos, dolidos por las burlas, tomaron la heroica decisión de atacar esa misma noche la fortaleza de los moros que, sorprendidos, huyeron. A partir de entonces, nadie volvió a meterse con ningún soldado segoviano.
En el s. XII se construyó la Catedral de Santa María frente al Alcázar; se edificaron multitud de iglesias, todas románicas; la industria pañera comenzó su gloriosa actividad... Segovia se convirtió en una ciudad importante de Castilla. De hecho, su territorio se extendía más allá de la Sierra, ocupando la mayor parte de lo que hoy es provincia de Madrid, varios pueblos de Toledo y amplios espacios de Ávila. Luego, poco a poco, por arbitrarias decisiones y disposiciones, Segovia fue perdiendo todos estos dominios.
En el s. XIII se construye la iglesia de la Vera Cruz y también se instaura la fiesta de las Águedas en Zamarramala. Por esta época, Santo Domingo de Guzmán llega a Segovia y ocurre el milagro de María del Salto; Alfonso X el Sabio acondiciona el Alcázar como residencia real.
En el s.XIV, sube al trono Enrique II de Trastamara, cuyo hijo, el infante don Pedro, cayó por uno de los balcones del Alcázar. Este no es un siglo de grandes y destacables acontecimientos para Segovia.
El siglo XV fue el siglo de Oro para Segovia: se consolida la industria pañera que alcanza fama mundial; a los reyes les gusta pasar largas temporadas en el Alcázar, muchos nobles construyen palacios en la ciudad... Juan II fue coronado rey en la catedral de Segovia a los pocos meses de nacer. En 1425 nace su hijo Enrique IV que no iba a ser un gran rey para la Historia de España, pero sí para la Historia de Segovia: concedió multitud de privilegios a la ciudad (por ejemplo, el mercado de los jueves, que aún hoy se celebra), realizó importantes mejoras en muchos edificios, sobre todo en el Alcázar y construyó varias cosas: una ceca junto a la iglesia de San Sebastián, un palacio real junto a la de San Martín (para vivir más cerca del bullicio), la ermita de los altos de la Piedad, lo que hoy es el convento de San Antonio el Real, el Monasterio del Parral... En 1410 ocurrió el milagro de Corpus Christi que dio origen a las fiestas de la catorcena. También nos visitó en este siglo San Vicente Ferrer, causa de que se edificara el monasterio de Santa Cruz, hoy sede de la Universidad SEK. En 1472 se celebra un sínodo en Aguilafuente y el obispo Juan Arias Dávila mandó imprimir en Segovia el Sinodal de Aguilafuente, el que hoy en día es considerado el primer impreso realizado en España. Para terminar el siglo, decir que el 13 de diciembre de 1474, tras la muerte de Enrique IV, Segovia coronó reina de Castilla a Isabel la Católica en el atrio de la iglesia de San Miguel.
En el s. XVI ocurrieron varias cosas muy importantes: - los Reyes Católicos ordenan reparar los arcos del Acueducto que se habían destruido durante la invasión musulmana. - El 17 de octubre de 1505, Fernando el Católico, viudo, se casa en Segovia con Germana de Foix. - El 19 de mayo de 1520 comienza la revolución comunera en la iglesia del Corpus Christi. - El 8 de junio de 1525 se pone la primera piedra de la nueva Catedral. - En 1530 nació en las calles céntricas de la ciudad, San Alfonso Rodríguez, un Santo que dedicó su vida a la oración y a servir a los demás desde su oficio de portero en un convento de mallorca, después de sufrir grandes penurias familiares, desgraciadas muertes de sus padres, su esposa y sus hijos, y del fracaso de la empresa telar familiar . Murió a los 86 años, y fue santificado el 15 de Enero de 1888; dejando en buena parte de Segovia una gran devoción a su persona. - Nace también en este siglo Andrés Laguna, el médico más universal de la época. - El 12 de noviembre de 1570 se casa en Segovia Felipe II con su cuarta esposa Ana de Austria. - El 19 de marzo de 1574, Santa Teresa de Jesús, acompañada de San Juan de la Cruz funda en Segovia el convento de las Carmelitas Descalzas. - Felipe II manda construir la Casa de la Moneda junto al río Eresma. - La peste de 1598 da un duro golpe a la ciudad y comienza la decadencia.
El s.XVII: - Se levanta el Santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla. - El Alcázar se convirtió en una vulgar prisión, pues los reyes dejan de venir a pasar temporadas en él. - El 29 de enero de 1651 muere Diego de Colmenares, el cronista más importante de la Historia de Segovia. - La crisis agraria llega a su peor punto en 1683 debido a una racha de gran sequía.
El s. XVIII, fue el siglo de la Granja de San Ildefonso, ya que en 1721 se puso la primera piedra del Palacio por mandato de Felipe V, el primer Borbón; y en 1728 se construyó el primer horno de vidrio. En 1746 fue enterrado en la Real Colegiata del Palacio Felipe V. En 1751 comenzaron por orden de la viuda, Isabel de Farnesio, las obras para construir el Palacio de Riofrío. El 16 de mayo de 1764 se inauguró en el Alcázar de Segovia el Real Colegio de Artillería, la primera academia militar de España y una de las primeras del mundo; en su laboratorio de química fue descubierta la ley de las proporciones definidas por Proust en 1799; formó una de las más importantes bibliotecas de la historia, pero lamentablemente muchos de sus fondos se perdieron en un incendio en 1862. Aquí se formaron Daoíz y Velarde, héroes del 2 de Mayo. El 12 de diciembre de 1780 nace con la aprobación de Carlos III la Sociedad Económica de Amigos del País en Segovia. El 19 de noviembre de 1778 empiezan las clases en la Escuela de Artes y Oficios ubicada en la Casa de las Cadenas.
martes, 8 de abril de 2008
La provincia de Segovia, historia a Historia
Antes que nada, discúlpame la osadía de publicar un blog con las pretensiones de éste, pero es que no encontré nada parecido en internet. ¿Cuál es la idea? Recopilar la Historia de cada pueblo de la provincia de Segovia, y ponerlas aquí, una tras otra, para que a ti te resulte más fácil encontrar la que buscas, o entretenerte un rato al menos.
No soy historiador, ni tengo capacidad o tiempo para recopilar yo mismo las historias, así que haré algo más prosaico y más acorde a esta época: fusilar los artículos de otros, más versados y más trabajadores que yo. En cualquier caso, y por aquello del copyright, si ves en este blog material protegido por derechos de autor, házmelo saber cuanto antes para que lo retire, pues no es mi intención sacar provecho en beneficio propio del esfuerzo de los demás. En cuanto al resto, aquí lo irás teniendo: que lo disfrutes.
P.D.: De la misma forma, y ya que reconozco mi pereza, te agradeceré si me mandas la historia de tu pueblo: trabajo que me ahorras. Si ya la acompañas de alguna foto interesante, propondré que te hagan un monumento.